Las fiestas de San Antón y San Sebastián de Orce aspiran a ser declaradas de interés turístico andaluz

“Las fiestas de San Antón y San Sebastián de Orce son el máximo exponente del patrimonio inmaterial de nuestro pueblo” con estas palabras describe José Ramón Martínez Olivares, alcalde de Orce, las actividades que en pocos días van a tener lugar en su localidad y que quieren ser reconocidas y declaradas como fiesta de interés turístico andaluz.

Cada día de la fiesta tiene significado propio, el dieciséis y el diecisiete son en honor a San Antón, el diecinueve y el veinte a San Sebastián y el dieciocho queda como día suelto y se llama de la “Zorra”.
Se trata de cinco días de fiesta jalonados con los típicos y antiquísimos bailes de “los danzantes” ante San Antón, las revueltas de moros y cristianos alrededor de San Sebastián, la tradicional Colación, que toma su nombre de los frutos secos que se ofrecen en la calle para acompañar la deliciosa “cuerva” o sangría que sirve para avivar el baile, compuesto de danzas autóctonas como las seguidillas.
A las procesiones durante el día les suceden las verbenas nocturnas amenizadas por grupos musicales locales.
El alcalde de Orce, acompañado de la Diputada de Cultura, Mª Asunción Pérez Cotarelo, el alcalde de Orce, y Juan Bedmar experto en las tradiciones de Orce, han resentado las fiestas en el transcurso de un acto celebrado en la Diputación de Granada, que fue aprovechado para invitar a todos cuantos quieran visitar el municipio durante estos días “estaremos encantados de recibirlos y les garantizamos que no se van a sentir extraños sino que participarán activamente en las fiestas”.
Colorido
La tradición dicta que el día 16 de comienzo la fiesta y por la tarde la comitiva compuesta por soldados, los danzantes, el cascaborra y el paje, se dirijan a la ermita a recoger a San Antón.
Allí tiene lugar el baile de la bandera tras lo cual suenan petardos y cohetes y es el turno de los danzantes, que según numerosos estudios antropológicos tienen su origen en tradicionales danzas de adoración masculina con reminiscencias paganas y mitológicas.

Ocho hombres, aunque en la última década ya se han ido incorporando las mujeres, tradicionalmente ataviados con trajes de vivos colores interpretan una danza al son de una música con instrumentos de cuerda y percusión, guitarra, bandurria y laúd, que son la representación de las tentaciones que sufrió San Antón en el desierto.

Por su parte los Soldados, aquellos mozos del pueblo entrados en quintas o con el servicio militar cumplido, (aunque ya no existe el servicio militar obligatorio) son el eje de la fiesta y representan con su marcialidad, la rectitud y la resistencia de San Antón a las tentaciones.

Juegan un especial papel el capitán, jefe de la fiesta y el abanderado. Los soldados cuentan entre sus obligaciones las de acompañar los entierros y las bodas que se produzcan durante la fiesta.
El Paje es un personaje infantil que encarnaría lo inocencia de la fiesta, va vestido de blanco para San Antón y de rojo para San Sebastián. Acompaña en los desfiles al capitán de los soldados.

En contraposición el Casaborra, singular personaje ataviado con refajo y cintas de colores, lleva la cara pintada de negro y va armado con una vara con la que aparta a la chiquillería de los desfiles, su papel en la fiesta es la encarnación del demonio.